viernes, 11 de mayo de 2012

¿Qué es la felicidad?


“A lo mejor fuiste feliz un ratito, pero la felicidad me temo que no es una constante.”
Michi Panero
We hold these Truths to be self-evident, that all Men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty, and the pursuit of Happiness
Declaración de independencia de EEUU


Ya sabemos que desde que el hombre se ha preguntado algo se ha preguntado sobre la felicidad, y que todos los sabios que en el pasado han sido algo han dicho sobre el tema.
También que en los últimos tiempos se ha puesto de moda entre los economistas tratar sobre la felicidad, y que su tratamiento no ha sido sino una medición constantesin definición ni objeto.

Pero volvamos a la pregunta esencial, ¿Qué es la felicidad?

¿Es la felicidad un estado, una condición o una percepción? ¿Cuánto dura la felicidad? Pues como dice ese gran literato sin obra, sabio e icono Michi Panero.
“La felicidad son momentos”
“A lo mejor fuiste feliz un ratito, pero la felicidad me temo que no es una constante.”

Pero, de hecho, ¿se puede “ser feliz” o la felicidad es un camino, un proceso, un descubrimiento?
Significativamente dice la declaración de independencia de EEUU que todos los hombres tienen el derecho de “perseguir la felicidad”:
 We hold these Truths to be self-evident, that all Men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty, and the pursuit of Happiness
  No dice de “alcanzar la felicidad” (achievment of happiness) que pareciera un fin aun mayor; pero es este un fin inalcanzable, pues la felicidad en sí misma no es alcanzable, tan solo es perseguible.
     ¿Es alcanzable LA felicidad? ¿Qué es LA felicidad? Probablemente pregunta tan importante no haya alcanzado respuesta.. Ni la puedan alcanzar los hombres pues es la Pregunta Última de su existencia

¿Es alcanzable? Yo lo dudo.
     Y es que la felicidad probablemente no sea un concepto universal aplicable a todas las personas de todos los tiempos por igual, ni tan siquiera un concepto social que se puede hablar de una determinada época o de unas determinadas condiciones, la felicidad es un concepto personal.
Como muy bien dice Ludwig Von Mises:
“Es la valoración subjetiva –con arreglo a la voluntad y al juicio propio- lo que hace a las gentes más o menos felices o desgraciadas. Nadie es capaz de dictaminar qué ha de proporcionar un mayor bienestar al prójimo”.

    Y es ese mismo relativismo el que creo que hay que trasladar a las decisiones y a las mediciones sobre la felicidad.
    No sabemos qué es la felicidad en un sentido abstracto y común para todos los hombres, pero es que ni tan siquiera sabemos qué es la felicidad en un sentido concreto para cada uno de nosotros. Y no lo sabemos ni tras milenios de trabajos de los pensadores más profundos de la historia desde Aristóteles hasta nuestros días, ni tras la experiencia que nos proporciona contemplar la vida de los millones de personas que nos precedieron (de los que podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que ellos también persiguieron la felicidad y que la mayoría de ellos no la alcanzó) ni tan siquiera apoyándonos en los textos que nos han dejado los poetas de todos los tiempos.
Y es que, como muy bien dijo hace más de 900 años ya Omar Kayyham “de la felicidad solo conocemos el nombre”.
Así que yo me aplico las palabras del sabio Rubiyat que continúa:
 De la felicidad sólo conocemos la palabra. Nuestro compañero más viejo es el vino nuevo. Acaricia con los ojos y con los dedos el único bien que no falla: el ánfora viva de sangre de la vid.
Así que, amigo, alzo la copa por la felicidad, por la mía y por la suya, de la que no sé nada, nada más allá de que será distinta a la mía y usted también perseguirá la suya.

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