Una asamblea es la deliberación
abierta y conjunta por parte de los miembros de la comunidad. Por definición en
una asamblea ciudadana no se puede impedir a nadie acceder y difícilmente se
puede impedir a alguien participar. Por eso mismo las asambleas se convierten
en inoperantes a partir de cierto tamaño, ya que no hay ni posibilidad física
de agrupar a mucha gente en un mismo espacio, ni posibilidad temporal de
escuchar la opinión de un cierto número de personas por muy breves que sean sus
intervenciones.
Las asambleas de Sol fueron una
bonita experiencia asamblearia, pero también la constatación práctica de que
las asambleas son inoperantes. Se trataron muchos temas, pero de muy pocos de
ellos se llegó a conclusión alguna, y siempre se fue post-poniendo cualquier
solución a la asamblea siguiente, siendo un ejercicio permanente de debate y procastinación.
Así, sobre la decisión más importante
para la acampada como era su permanencia misma, los acampados de Sol votaron
durante varias semanas entre tres opciones: A) Permanecer indefinidamente acampados B) levantar el campamento C) Aplazar
hasta la próxima votación la decisión. Como cualquiera se podrá imaginar,
fue la opción C) la que fue salió una y otra vez como vencedora, pues era la
única que, en realidad, no comprometía a nada y provocaba la indefinición y la
inoperancia propia del asamblearismo.
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