Los indignados de
Sol se hicieron famosos gracias a su “No nos representan” dirigidos a los
políticos del stablishment.
Ahora bien, cuando
intentaron ellos mismos actuar como representantes fueron incapaces de resolver
el problema de la representatividad: ¿A quién representaban los #indignados de
Sol? ¿Obtuvieron más cobertura mediática que apoyo social? ¿Tenían alguna
legitimidad? ¿alguna legitimidad democrática?
> ¿A
quién se representa?
¿En nombre de quién
y con qué legitimidad hablaban los indignados de Sol? Es más, ¿quién hablaba en
nombre de los indignados de Sol? Tras muchos “No nos representan” el problema de
la representatividad se reveló como un problema complejo. Los indignados
optaron por una portavocía compartida y rotativa, y lo que es más importante,
una portavocía que ejercía meramente como transmisora de los acuerdos (pocos y
ambiguos, recordemos) adoptados en la asamblea; lo que hacía especialmente
complejo sus intervenciones en los medios y la aclaración de su mensaje mismo.
Y es que el mensaje era por su misma naturaleza ambiguo y poco claro.
>El dilema entre el mandato imperativo y el mandato representativo:
Mandato imperativo es aquel
por el que el representante de un colectivo acude ante la asamblea con la
autorización de decir aquello -y solo aquello- aprobado previamente por
aquellos a los que representa.
Mandato representativo es aquel
por el que el representante acude ante la asamblea con la potestad de negociar
en nombre de aquellos a los que representa.
Desde las cortes
medievales, tanto en Inglaterra como en España el mandato imperativo se mostró
inoperante ya que los representante debían ir de la asamblea general a los
municipios o estamentos por los que habían sido elegidos sin llegar nunca,
entre posta, negociación o viaje, a acuerdo o conclusión alguna. Es por ello que las
democracias funcionan desde hace unos seis siglos por mandato representativo.
Sin embargo esto
(también esto) parecían desconocerlo los acampados en Sol, y yo mismo fui testigo de
apasionadas discusiones sobre aquello que podía o no podía decir el
representante de una comisión particular ante la asamblea general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario