Bakunin ¿un precedente austriaco?
“You are all
a bunch of socialists” famosamente dijo Mises y mucho se ha repetido desde
entonces. Y puede ser cierto que todos sean socialistas menos Mises, pero entre
los distintos tipos de socialismos hay diferencias, matices; y es en esos
matices donde halla el interés quienes quieren comprender el pensamiento de
los otros, donde se halla el conocimiento.
Aunque es un galón de la escuela austriaca de
economía el que la primera crítica de Marx (y quizá la definitiva que le
impidió culminar su obra por no hallar respuesta a ella) fue la que le hizo Böhm-Bawerk en
su Karl Marx y el cierre de su sistema de
1896; lo cierto es que los pensadores anarquistas supusieron una crítica (si
bien no a la teoría monetaria sí a las esencias del sistema marxista) anterior
y puede que aún más contundente al pensamiento marxista (si cabe).
Las críticas que más dolieron a Marx y a cuya
refutación dedicó muchas energías fueron las de Bakunin y las de Stirner, y si
las analizamos en profundidad veremos que una se puede considerar un precedente
de las teorías de la Escuela Austriaca de Economía sobre la imposibilidad de
cálculo en el socialismo, la otra un precedente del anarco-individualismo que
luego abanderarían Ayn Rand o Rothbard.
De todas las divisiones dentro del pensamiento
socialista o de izquierdas la más significativa fue la de la I Internacional
de 1872, donde la sección marxista expulsó a la sección anarquista; provocando
una escisión que Bismarck celebró como una bendición para la civilización
occidental ya que los rojos y los negros desunidos
tendrían menos fuerza y no podrían coordinar una gran revolución.
Marx y Bakunin eran dos personalidades muy
distintas, uno burgués alemán (“emplean
la palabra burgués como un lema repetido hasta el hastío, cuando son de pies a
cabeza, y hasta la médula, burgueses provincianos” dijo Bakunin de Marx y
Engels), el otro un noble ruso tan solo cuatro años mayor que él que mereció
los peores adjetivos por parte de Marx, a despecho de que se admirasen
mutuamente en sus inicios y se influyesen tanto que prácticamente se copiaban
expresiones y partes sustanciales de su pensamiento.
Entre estos dos colosos había diferencias
sustanciales, irreconciliables. Muchas explicaciones se han intentado dar a una
de las disputas que más muertes y más dolor han causado en los últimos 140
años. Sobre la estrategia a seguir para alcanzar la utopía socialista o sobre
la gestión de esa misma utopía. Pero para un economista austriaco destaca mucho
que uno de los argumentos que utilizó Bakunin contra Marx era el de la
imposibilidad del gobierno en el socialismo, aún si los gobernantes fuesen los
científicos más sabios y más probos que fuesen casi inhumanos.
Antes de su expulsión I Internacional Bakunin
escribió en 1871 uno de sus libros más conocidos, “Dios
y el Estado”. Un panfleto en el que habla de
idealismo, realismo (comienza con un significativo: “¿Quiénes tienen razón, los idealistas o los materialistas?”), que es
un contundente alegato ateísta (“Si Dios
existe, el hombres es esclavo; ahora
bien, el hombre puede y debe ser libre: por consiguiente Dios no existe”),
y donde discute la posibilidad de gestión en un Estado socialista. Y es aquí
donde se entrevé un pensamiento cercano a aquel de los austriacos:
“La más grande inteligencia
no podría abarcar el todo. De donde resulta que para la ciencia tanto como para la
industria, la necesidad de la división y
de la asociación del trabajo. Yo recibo y doy, tal es la vida humana. Cada
uno es autoridad dirigente y cada uno es dirigido a su vez. Por tanto no hay
autoridad fija y constante, sino un cambio continuo de autoridad y de
subordinación mutuas, pasajeras y sobre todo voluntarias.
Esa misma razón me impide, pues, reconocer una autoridad fija,
constante y universal, porque no hay hombre universal, hombre que sea capaz de
abarcar con esa riqueza de detalles (sin la cual la aplicación de la ciencia a
la vida no es posible), todas las ciencias, todas las ramas de la vida social.”
¿No se podría decir talmente que es un pensador
austriaco? ¿No se está describiendo la imposibilidad del sabio gobernante platoniano en base al problema del conocimiento?
Pero no es un escrito ni un párrafo aislado en el pensamiento de Bakunin, sino
que repite –esta vez con prosa más adornada-:
“¿Qué mente, por muy brillante que sea, o –si queremos
considerar una dictadura colectiva, incluso con centenares de individuos
dotados de facultades superiores- está capacitada para recoger la infinita
multiplicidad y diversidad de intereses, aspiraciones, deseos y necesidades
cuya suma constituye la voluntad colectiva de un pueblo? ¿Dónde están esas
mentes tan dotadas y abiertas como para inventar una organización social capaz
de satisfacer a todo el mundo? Esa organización será sólo un lecho de Procusto, donde se
verá forzada a descansar la infeliz sociedad”
En realidad no debería extrañarnos esta
observación, y es que a despecho de ser una persona mucho más instruida (“nadie ha leído tanto como él” le
reconocía Bakunin a Marx), Marx era un pensador mucho más simple.
Marx pensaba en categorías (clases), y pensaba que su teoría era científica y que con una sola teoría era capaz de explicar toda la
historia de la humanidad. A lo que Bakunin le responde:
“Supongamos una academia instruida, compuesta por los más
ilustres representantes de la ciencia […] y que inspirada solo por el más puro
amor a la verdad nada decreta sino leyes acordes estrictamente con los últimos
hallazgos de la ciencia. Pues bien, mantengo que dichas leyes y dicha
organización serían una monstruosidad, porque
todo saber humano es siempre imperfecto, y comparando lo descubierto con lo
aún ignorado estamos todavía en la cuna [...] La vida siempre será
infinitamente mayor que la ciencia”.
Todo un ataque a la pretensión de un gobernante
sabio, así como a la cientifididad del materialismo.
Pero es que Bakunin acusaba a Marx de idealista, y
no le faltaba razón cuando criticaba la metodología de éstos:
En lugar de seguir la vía natural de abajo a arriba, de lo
inferior a lo superior y de lo
relativamente simple a lo complicado; en lugar de acompañar prudente,
racionalmente el movimiento progresivo y real del mundo llamado inorgánico al
mundo orgánico, vegetal, después animal, y después específicamente humano; de
la materia química o del ser químico a la materia viva o al ser vivo, y del ser
vivo al ser pensante, los idealistas, obsesionados, cegados e impulsados por el
fantasma divino que han heredado de la teología, toman el camino absolutamente
contrario. Proceden de arriba a abajo, de lo superior a lo inferior, de lo
complicado a lo simple.
Bakunin conocía a los hombres mucho mejor de lo que
los conocía Marx, y sabía qué son los incentivos:
“Basta dotar de poderes absolutos al más ardiente
revolucionario para que en menos de un año aventaje en despotismo al propio
Zar”
“Pero hay una tercera razón que hace imposible tal gobierno [el gobierno de los científicos]: es que una academia científica revestida de esa soberanía digamos que
absoluta, aunque estuviere compuesta por los hombres más ilustres, acabaría
infaliblemente y pronto por corromperse moral e intelectualmente. Esta es hoy,
ya con los pocos privilegios que se les dejan, la historia de todas las
academias. El mayor genio científico, desde el momento en que se convierte en
académico, en sabio oficial, patentado, cae inevitablemente y se adormece.”
“Es propio del privilegio de todo posición privilegiada el matar
el espíritu y el corazón de los hombres. El hombre privilegiado, sea política,
sea económicamente, es un hombre intelectual y moralmente depravado”
“Un cuerpo científico al cual se haya confiado el gobierno de
la sociedad acabará pronto por no ocuparse absolutamente nada de la ciencia,
sino de un asunto distinto; y ese asunto, como sucede con todos los poderes
establecidos, será el de perpetuarse a sí mismo, haciendo que la sociedad
confiada a sus cuidados se vuelva cada vez más estúpida, y por consiguiente más
necesitada de su gobierno y dirección.
Todos estos pensamientos le llevan a proclamar su
anarquismo:
“En una palabra, rechazamos toda legislación, toda autoridad y
toda influencia privilegiadas, oficiales y legales, aunque salgan del sufragio
universal, convencidos de que no podrán actuar sino en provecho de una minoría
dominadora y explotadora, contra los intereses de la inmensa mayoría sometida.
He aquí en qué sentido nos declaramos realmente
anarquistas."
Y he aquí porque digo que se puede llegar a
considerar a Bakunin como un precedente de los argumentos de la Escuela
Austriaca de Economía en el debate sobre la Imposibilidad del Socialismo.
Y es que no en balde, a pesar de sus múltiples
errores que al ser violentos son culpables de tantas muertes, y a pesar de
proclamar un anarquismo colectivista, Bakunin es el mayor referente del
anarquismo, y hay en su pensamiento ideas muy útiles para la teoría moderna.
Además de que nos permite situar la disputa entre
comunistas y anarquistas en términos de simpleza/complejidad, de autoritarismo
frente a autoridad, de idealismo frente a realismo, de organización top-dowm frente a organización bottom-up (por utilizar la nomenclatura
anglosajona ahora de moda).
Hay mucho por aprender. Hasta de Bakunin.
(Datos como este, y muchos más, se pueden encontrar
en el II Tomo de “Los enemigos del comercio” de don Antonio Escohotado
Espinosa, que estará en las librerías a finales de año).