Tras horas de peleas por el formato (con escasos resultados) con blogger, he decidido darme por vencido y mudarme a Wordpress.
Sigo anotando en el margen en:
https://notassueltasenelmargen.wordpress.com
donde os espero.
Notas al margen
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jueves, 9 de mayo de 2013
miércoles, 8 de mayo de 2013
This time is NOT different: El affaire Reinhart and Rogoff.
This time is NOT different.
El
affaire Reinhart and Rogoff: Más allá de los datos los problemas de la economía
actual se desvelan
Es EL affaire
económico de la temporada y puede que el que defina la crisis entera. Tan
importante es que creo que Jorge Javier Vázquez le va a dedicar un especial en
Sálvame Deluxe para debatir sobre él.
A principios de mayo de 2013 supongo que usted ya
conoce en profundidad el affaire, pero por si ha estado usted ausente de los
blogs económicos en los últimos tiempos ha de saber que Reinhart and Rogoff,
(ambos catedráticos de Harvard, Rogoff ex economista jefe del Banco Mundial),
publicaron varios trabajos clionométricos en los que concluían que a partir de
un 90% de deuda sobre PIB las economías de los países se resentían con un menor
crecimiento. Pero hete aquí que tres economisa de la Universidad de
Massachussets Amherst intentaron replicar los análisis de RR con los mismos
datos que ellos y descubrieron un grave error econométrico que invertía la
conclusión (según ellos), a mayor deuda no había menos sino mayor crecimiento.
El affaire es público y se solventa en la red más
que en las revistas académicas, lo que ya nos hace idea de su naturaleza no tan académica, ustedes pueden leer el
artículo que levantó la liebre, la
respuesta de Reinhart y Rogoff en el New York Times, que siguió con varias
respuestas y contrarespuestas, pero sobre todo el tremendo ruido que ha
generado en la blogsfera
(miles
de entradas en el último mes).
Para un resumen de todo el asunto y sus secuelas más completo que este que aquí
presento, se puede consultar algunos otros en Blooberg,
Next
New Deal, Cyniconomics,
Marginal
Revolution, Newyorker...
Es sorprendente el poco análisis al respecto que ha
habido en español. El País ha reproducido los artículos de RR, pero se ha hecho
eco de la noticia de una manera... ¿cómo decirlo educadamente? ¿sesgada?
Quien destaca por su calidad y rigor es Pablo Rodríguez (@Suanzes) en Crítica
de Ideas. Y por su crítica a los que critican el paper y con ello la austeridad, Juan
Ramón Rallo, quien no valora las consecuencias para la ciencia económica
sino para la política.
Y todo este asunto, que tanto ruido ha causado a
uno y otro lado del espectro ideológico, a uno y otro lado del espectro
político-económico, no es sino un debate epistemológico que ha mostrado las vergüenzas
de la ciencia económica.
Y es por eso que yo me quiero centrar en los
aspectos epistemológicos del problema, de la propia esencia de la ciencia
económica y de la política, ya que están involucrados dos catedráticos de
Harvard (el cúlmen de la academia), las máximas autoridades políticas (un
candidato a vicepresidente republicano), y todas las falencias de la economía
vista como econometría.
Dividamos el asunto en seis partes al menos:
¿Política o economía? La delgada línea que separa a uno y otro.
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¿Política o economía? La delgada línea que separa a uno y otro.
Todo el affaire
podría ser un asunto de revisión científica y de buen hacer académico. Un affaire que tendría su repercusión en
las cafeterías de distintas universidades y generaría algún corrillo en algún
congreso científico, pero no habría de tener mayor repercusión ni mediática ni
política.
Pero sin embargo el asunto ha tenido una amplia
difusión pública y repercusión política.
¿Por
qué? Porque a día de hoy la ciencia económica tiene más de prescriptivo que de
descriptivo, esto es, de política que de ciencia. Está más centrada la economía
actual en cambiar la realidad que de entenderla, como si la biología fuese la
ciencia de modificar las plantas, y no de estudiarlas.
Ambas partes del debate acusan a la otra de hacer
recomendaciones políticas más que ciencia, termina
el artículo de los economistas de la Universidad de Massachussets con un
significativo párrafo:
Specically, RR's findings have served as an intellectual bulwark in support of austerity politics.The fact that RR's findings are wrong should therefore lead us to reassess the austerity agenda itself in both Europe and the United States.
Lo que evidencia el objetivo de estos autores con
la revisión del paper de Reinhart y
Rogoff (alias RR en este expediente) era combatir las medidas de austeridad más
que señalar el error metodológico que ellos cometieron.
Y gran parte de la defensa de RR se ha centrado en
que ellos no hacen política sino economía, y en el penúltimo párrafo de su
respuesta a las críticas dicen que:
Finally, we view ourselves as scholars, though obviously given the prominence of book, and the extraordinary circumstances of the financial crisis, politicians will of course try to use our results to advance their cause.
Todos dicen hacer ciencia, pero todos dicen que
tiene consecuencias políticas. Y es que de hecho las tiene, y ambas partes en
el debate la buscan. El departamento de Amherst de la Universidad de
Massachussets aparece
en los medios como neo-marxista, heterodoxo e influyente en la realidad
política.
Paul Ryan, candidato a la Vicepresidencia de EEUU
el año pasado citó el trabajo de R-R como argumento a favor de la austeridad.
De lo que ellos se desentienden completamente diciendo que no buscaron su
influencia.
Aunque dicen que no buscaron su influencia, sí es
cierto que hacen "prescripciones" de economía política en cada uno de
sus artículos y sus réplicas. RR no tienen nada claro la diferencia entre la
ciencia, que es descriptiva, y la política y el consejo político, que son
prescriptivos, ellos dicen hacer ciencia, pero no sólo describen lo que ocurre,
no sólo dicen lo que hay, también lo
que habría que hacer (en su caso
utilizan la significativa expresión: nosotros
abogamos por...).
Por eso la blogsfera de izquierdas ha sido muy dura
acusando a Reinhart y Rogoff de hacer política, y parece que han encontrado muchas
evidencias, como las múltiples reuniones a puerta cerrada que han tenido con
los senadores de EEUU y otros influyentes políticos. Se acusa a Reinhart y
Rogoff de ser mucho menos comedidos en sus apreciación de lo que son en sus papers académicos. Matthew
O'Brien en The Atlantic, presenta casos de reuniones con senadores
americanos donde decían cosas como:
"Absolutely," Rogoff said. "Not acting moves the risk closer," he explained, because every year of not acting adds another year of debt accumulation. "You have very few levers at this point," he warned us.
Esto es, que R-R:
R-R whisper "correlation" to other economists, but say "causation" to everyone else.
Cuando la política entra por la puerta la ciencia
sale por la ventana. Cuando el objetivo es hacer prescripciones las
descripciones se adaptan a los objetivos buscados, cuando lo que se quiere es
influir en la agenda política las investigaciones se sesgan para lograrlo.
La ciencia economíca actual no es objetiva sino que
tiene objetivos, en muchos casos políticos, y tanto los contendientes como los
intervinientes en este debate lo han dejado meridianamente claro, a pesar de
que dicen lo contrario, sus investigaciones no tienen como objetivo principal conocer la realidad si no influir en la realidad. Lo que es muy
distinto.
¿Causa o consecuencia?
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¿Causa o consecuencia?
Y es que este es el meollo de la cuestión: ¿la
deuda acumulada es causa de un menor crecimiento económico o un menor
crecimiento económico tiene como consecuencia una mayor deuda acumulada?
Este es el debate en el que se ha ido centrando la
controversia. Ambos contendientes, y de hecho todo aquel que participa en su
aspecto econométrico, coincide en afirmar que la deuda tiene correlación con el
crecimiento económico, lo que no consiguen ni unos ni otros determinar es cuál
es la causa y cuál es la consecuencia, qué causa el qué. En definitiva, si el
huevo fue antes que la gallina o la gallina antes que el huevo. Tantos grandes
cerebros dilucidando la cuestión con métodos econométricos.
Los mismos RR en
El País reconocen que ellos no pueden determinar la causalidad, (aunque
mucho se ha escrito contradiciendo esto):
Los estudios académicos sobre la deuda y el crecimiento se han centrado durante algún tiempo en identificar la causalidad. ¿La deuda elevada refleja meramente unos ingresos fiscales menores y un crecimiento más lento? ¿O perjudica la deuda elevada al crecimiento?
Siempre hemos opinado que la causalidad se observa en ambas direcciones, y que no existe ninguna regla válida para todas las épocas y para todos los lugares.
Pero es que también se
puede argumentar exactamente lo contrario con los mismos datos de entrada:
Arindrajit Dube of the University of Massachusetts, Amherst, found that debt-to-GDP predicts past GDP growth much better than future GDP growth. In other words, higher debt doesn't cause lower growth as much as lower growth causes higher debt.
Ese es el principal problema de la economía actual,
que con el mero tratamiento de los datos (unos datos de dudosa exactitud) no se
puede probar casi nada, como reconocen en el
blog de la Harvard Business Review (de indudable prestigio en la
macroeconomía actual):
But this is macroeconomics. It's hard to muster conclusive evidence, and almost impossible to generate much in the way of useful predictive ability.One response to this fog would be to throw up our hands and not do anything at all. Another is to acknowledge that our knowledge is limited and proceed anyway on a mix of data, theory, and intuition.
Esto es, que se reconoce que el conocimiento que
proporciona la macroeconomía es bastante escaso, y además no está basado en los
datos. ¿Quiero esto decir que se invalida la macroeconomía predictiva? No, se
sigue con ella aunque se sepa que apenas sirve.
Aún cuando el mismísimo economista jefe del
Banco Mundial, Kaushik Basu, diga que:
“One thing that experts know, and that non-experts do not, is that they know less than non-experts think they do.”
Y es que como dicen en Economists
View:
Economists would be so much more honest (with themselves and the world) if they acted accordingly – letting their audience know that their results and prescriptions come with a large margin of uncertainty.
Esto mismo declara Larry
Summers, el mismísimo Lawrence Summers de Harvard y del gobierno de EEUU,
quien muestra en el artículo una grandísima cautela hacia los trabajos
académicos y su validez en el debate político.
Anyone close to the process of economic research will recognize that data errors like the ones they made are distressingly common
Para dilucidar tan peliaguda cuestión se recurre a
la econometría y tomando las series se analiza si los datos presentan una
tendencia u otra en periodos de 10 años. Esto es, se intenta buscar qué causa
el qué no razonando las causaciones sino preguntando a los programas
econométricos.
Las herramientas por encima de la esencia
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Las herramientas por encima de la esencia
¿Programas econométricos? Bueno, eso no ha sido
exactamente así, ya que el trabajo de Reinhart y Rogoff estaba hecho en una tabla
de excel, lo que ha sido objeto de burla entra la profesión académica, una
vergüenza pues no usan programas profesionales como "R" (veáse los comentarios de Luis
Garicano en el blog de FEDEA) o el símil que usan en The
Atlantic:
This is the academic's version of the dream where you're naked in public. Except it's not a dream. It's the mortifying reality for R-R,
Dice Peter Boettke en su inspirador libro "Living
Economics" (página 308):
Thereafter, however, it was the model, and not the world, that became the dominant source of intellectual excitement. Technique has trumped substance ever since.
Y argumenta en Econtalk
que la economía se ha convertido más en una técnica que en un método de
conocimiento, que lo importante para ser considerado por los economistas mainstream hoy en día no es dar
explicaciones sobre los sucesos económicos, si no manejar la "caja de
herramientas" que manejan los economistas profesionales. Lo que define la
economía no es la sustancia sino el método y la jerga:
The tool kit of economics. And so what happens is mainstream becomes a sociological moniker for people that believe, methodologically, what they believe at the top 5 schools. And they use and they speak in that language. Whereas in the past, if you were a Smithian economist, you could speak in English, French, German; you could speak with math, you could speak with just pure natural language, and what mattered was whether or not you believed the substantive propositions of economics. In modern economics, mainstream became: Are you using these tools? And it didn't really matter as much what the substantive propositions are, per se.
Y ese ha sido uno de los grandes pecados de
Reinhart y Rogoff, !No utilizaban sino un simple Excel¡ Los grandes maestros de
Harvard estaban haciendo proposiciones económicas que no estaban basadas en
programas profesionales de econometría, sino en el simple Excel que todos
tenemos en nuestro ordenador. Gran parte de la indignación (y hasta burla) de
parte de la profesión económica viene de esta percepción de "no haber
utilizado la caja de herramientas de los economistas", y por tanto haber hecho
mala economía.
(Es cierto que R-R cometieron un error al desplazar
cinco celdas para abajo la introducción de una función -viene
explicado muy críticamente en este post de Next New Deal-, pero no es menos
cierto que ese error no cambia sustancialmente los resultados -este error tan
solo varía un 0,3% el decrecimiento, no el 2,2%-).
¿Y los principios? ¿Y los fundamentos? ¿Y los razonamientos?
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¿Y los principios? ¿Y los fundamentos? ¿Y los razonamientos?
El debate se ha ido centrando en lo que a los
economistas de nuestro tiempo les gusta debatir, si los datos recogidos en ocho
siglos de relación entre deuda y déficit demuestran que un incremento de la
deuda produce menor crecimiento económico o que menor crecimiento económico
produce mayor deuda. Y para argumentarlo se agregan los datos, se utilizan
técnicas estadísticas sofisticadas (!no un simple Excel¡) y se
"demuestra" una teoría... o la contraria.
Pero en ninguno de los escritos que alimentan la
controversia se explica ni qué es la deuda, ni cómo opera este mecanismo de
incremento de la desaceleración económica (o no), ni cómo se produce (o no).
Toda el debate se basa en que los datos de
crecimiento y deuda son comparables y extrapolables de unos países a otros, de
unas épocas a otras, de unas circunstancias a otras, de unos sistemas económicos
a otros. Esto es, se mide la relación entre deuda y crecimiento aislando todas
las demás variables (el tan famoso y tan peligroso caeteris paribus), cómo si la una influyera en la otra
independientemente de todo el resto de las circunstancias de tiempo, lugar y estructura
productiva que se analizan.
Pero estas correlaciones no se analizan por su
esencia, por sus definiciones, sino que se analizan por sus resultados, de tal
manera que las relaciones econométricas podrían demostrar cualquier cosa, pues
no pareciera interesar a ninguno de los contendientes entender el cómo opera la deuda sobre el
crecimiento, el porqué se produce el
efecto que dicen que se produce.
Toma por ello especial valor el artículo de David
Howden en Troy Media, dónde sí analiza el porqué un exceso de deuda causa
un menor crecimiento económico:
Carmen Reinhart and Kenneth Rogoff may have made some calculation errors in their study, but this doesn’t mean that the argument for austerity is any less strong. Borrowing today has a real cost in the future, and the decision to further indebt ourselves had better be mindful a future with more money paying off interest, and less spent on the goods and services we really want.
El que unos pocos hagan estos razonamientos
desvalora los razonamientos de los demás, pues muestra que se puede hacer
economía basada en los fundamentos y en las explicaciones lógicas más allá de
las cuestionables herramientas econométricas.
Cuanto más avanza la economía mainstream en sus propias fallas
epistemológicas más se validan otras formas de hacer economía alejadas de las modas actuales, como la economía austriaca y el razonamiento como método de conocimiento
de la realidad económica. Este debate ha dejado muy en claro las vergüenzas del
mainstream, pero los razonamientos (contra la deuda en este caso) siguen siendo válidos cuando se basan en los fundamentos y no
en el tratamiento econométrico de datos de dudosa fiabilidad.
La cifra del 90%: la fascinación por las cifras mágicas y la popularización de la ciencia
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La cifra del 90%: la fascinación por las cifras mágicas y la
popularización de la ciencia
Otra de las cuestiones que alimentan el debate es
hasta qué punto la cifra del 90% de deuda opera automáticamente, o qué validez
tiene esta cifra.
RR
se excusan diciendo que ellos nunca afirmaron que era una cifra mágica:
y en ningún lugar afirmábamos que el 90% fuera un umbral mágico que transforma los resultados, como han dado a entender los políticos conservadores.
Pero la cuestión que le rebaten muchos desde el
lado anti-austeridad del debate es si lo dejaron igual de claro en sus
compareciencias públicas, y si se molestaron en aclarar este error cuando veían
que muchos políticos y comentaristas utlizaban la cifra del 90% como
"mágica". Lo que parece que quieren (incluido
Larry Summers) que uno no se haga solo responsable de sus palabras sino de
la repercusión que éstas tienen y de quienes las interpretan. Lo que claramente
parece una petición supererogatoria.
Y es que la conclusión
que pusieron en su paper era bastante clara y era la que se difundía en los
medios afines:
“Median growth rates for countries with public debt over roughly 90 percent of GDP are about one percent lower than otherwise; average (mean) growth rates are several percent lower.”
Y además es una versión aún más clara de ésto lo
que ellos difundían al público, como en Bloomberg o en los artículos de Rogoff
para Project
Syndicate:
we find that very high debt levels of 90% of GDP are a long-term secular drag on economic growth that often lasts for two decades or more...
Pues parece bastante claro, como ya hemos indicado,
que RR han hecho tanta ciencia como política, y aún mucha
"divulgación" científica.
El problema con la divulgación es que se tiende a
simplificar conceptos complejos, dando una explicación simple de la realidad
que es muy perjudicial. Pues peor que una concepción errónea de las cuestiones
sólo es una explicación errónea y simplista. En su esfuerzo por difundir su
mensaje contra la austeridad RR simplificaron tanto los argumentos (y sus
argumentos eran ya de por sí bastante simples: los datos nos muestran que al
superar el 90% se decrece, ergo no superemos el 90% de deuda), que confundieron
al público en cuento al funcionamiento de la economía.
Pero, ¿por qué querían RR difundir su mensaje
contra la austeridad? Es legítimo sospechar que no lo hacían tanto por hacer
pedagogía económica como por influir en el debate público-político.
(Al intentar ser este un comentario serio sobre
ideas científicas en torno al debate omito los análisis y comentarios del
divulgador-activista político y premio Nobel de economía Paul Krugman, pues
poco aporta quién ha
"ganado" el debate, o cuál es "La
solución del 1%").
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