(((Contra el 7 de los
intelectuales politólogos)))
¿Quiere usted toros o quiere usted empleo?
Han repartido las suertes en la plaza de Guijo de Galisteo –provincia de Cáceres-.
La afición tenía que emitir juicio: o emplear los 15.000€ que el ayuntamiento
gasta cada año en encierros y novilladas por las fiestas de la Virgen, o
destinar ese dinero a “Crear empleo”.
Y el
pueblo ha votado. Y ha votado por La Fiesta: 242 votos a favor de los toros,
181 a favor de los empleos. Dos orejas y vuelta al ruedo con protestas.
Pañuelos blancos en la mayoría del coso con pitos entre los sectores críticos.
No
han tardado en saltar a los ruedos todos los comentaristas indignados, que cual
aficionados del 7 critican la decisión de sus conciudadanos y se sorprenden de
que elijan a los toros frente al empleo. Incluso, en algún medio extranjero
dicen que Spain is different y que
prefieren seguir la fiesta antes que
el trabajo.
Lo
que a mí me sorprende es cómo a alguien pueda sorprenderle esta decisión,
cuando es un problema de elección pública evidente.
En
realidad, visto desde la perspectiva de cada ciudadano lo que se les pregunta
es: ¿Quiere usted que algún vecino suyo
consiga un empleo para que haga -no sé sabe qué- o prefiere que, como todos los
años, haya toros en las fiestas de su pueblo -que a usted no le cobran- y
tanto disfruta viendo los encierros?
Es
significativo que -como siempre que se promueve el “empleo público” o los estímulos- nadie
nos diga qué función va a realizar la persona que contrate el ayuntamiento. Y
tenemos serios motivos para sospechar que no será una función primordial. Ahora
sabemos que los ciudadanos no la consideran esencial.
En
segundo lugar tenemos un problema de presupuesto típico de la elección pública. Se da por asumido que
los 15.000€ hay que gastarlos (la opción de ahorrarlos y bajar los impuestos
el próximo año nadie parece haberla contemplado ni por un instante).
Y puestos
a gastarlos, es obvio que la gente lo gastará en aquello que más le beneficie y
le guste. Y por mucho que duela a los anti-taurinos, en España, los toros,
gustan.
En
tercer lugar hay un problema de dispersión de beneficios laxos y concentración
de grandes beneficios. Con 15.000€ se puede contratar un sueldo medio, o dos
sueldos bajos en el pueblo. Pongamos que son 2. Y pongamos que cada nuevo
contratado tiene una familia muy extensa, 15 miembros. Serían 30 los
beneficiados indirectamente con la medida. Sin embargo de los encierros se
beneficia todo el pueblo. En un caso salen muchos ganando un poco, en el otro
unos pocos ganando mucho. Si se somete a votación es obvio lo que ganará pues no se miden las intensidades, solo las preferencias. (Supongo que los 181 votos a favor del empleo se deben a que hay varios
candidatos para esos puestos y todas sus familias votan con la esperanza de ser
ellos los elegidos).
No
hagan caso a los engaños que desde distintos sectores les sacan, o a aquellos
que les indican que el pueblo es bruto y vota cosas absurdas. Lo que tal dicen
nada saben de elección pública, y ya ni digamos de las nuevas corrientes de
elección pública (Bryan Caplan y su “The
Myth of the Rational Voter”); la elección era la más lógica dada la
estructura de votación.
Me sigue pareciendo muy sorprendente lo poco que sabemos de política. Lo poco que tenemos
estudiado o sistematizado las elecciones y la política. A pesar de tantas horas
que se dedican a las tertulias políticas; a pesar de tantas energías como la
sociedad dedica a su estructura política y las acciones de sus políticos, casi
nadie sabe casi nada de las estructuras de votación o de las motivaciones que
deciden su voto.
Entre
aquellos que creen en la pura bondad/maldad de las opciones y que la elección
es por cuestión de clase (social); y los que -casi tan obsoletos- conocen la
teoría de la Elección Pública y creen que el voto es puro cinismo y cálculo de
beneficios, entrambos se encuentra la realidad: Casi nadie sabe casi nada sobre las votaciones. No hay más que ver los escandalosos errores de las predicciones.
Los sentimientos de pertenencia y de partido, la pura ignorancia de las opciones presentadas, las campañas de marketing y la propaganda son elementos determinantes de los resultados electorales. La cuestión es que nunca sabemos en qué medida o cuáles son más determinantes.
Los sentimientos de pertenencia y de partido, la pura ignorancia de las opciones presentadas, las campañas de marketing y la propaganda son elementos determinantes de los resultados electorales. La cuestión es que nunca sabemos en qué medida o cuáles son más determinantes.
En el
caso de las elecciones en Guijo de Galisteo, por lo reducido de las opciones y lo reducido del electorado, parece que era un ejercicio
bastante sencillo de elección pública.
El
problema, claro está, es que hay que replantearse qué se puede votar y qué no.
El problema es que no se puede pedir a los ciudadanos que voten cosas que no
les convienen si no se les ofrece algo concreto a cambio, pues eso sería ilógico
e incoherente (Como no se les puede pedir que voten recortes si no hay a cambio
bajada de impuestos). No se pueden plantear
votaciones supererogatorias y luego acusar la elección de irresponsable.
Lo
que hay que re-plantearse es la votación misma, son los límites de la
democracia y los límites de la votación. Pues si no, los ciudadanos quedan con
las banderillas puestas, entrando a todos los engaños, mareados y mal toreados,
y cuando ya están para el arrastre encima pitados por los listos de siempre. Los del 7. Los intelectuales del 7. Los aficionados
(y nunca mejor dicho).
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