lunes, 4 de junio de 2012

¿Toros o empleo? (Contra el 7 de los aficionados a la politología)


(((Contra el 7 de los intelectuales politólogos)))
¿Quiere usted toros o quiere usted empleo?

Han repartido las suertes en la plaza de Guijo de Galisteo –provincia de Cáceres-. La afición tenía que emitir juicio: o emplear los 15.000€ que el ayuntamiento gasta cada año en encierros y novilladas por las fiestas de la Virgen, o destinar ese dinero a “Crear empleo”.
Y el pueblo ha votado. Y ha votado por La Fiesta: 242 votos a favor de los toros, 181 a favor de los empleos. Dos orejas y vuelta al ruedo con protestas. Pañuelos blancos en la mayoría del coso con pitos entre los sectores críticos.
No han tardado en saltar a los ruedos todos los comentaristas indignados, que cual aficionados del 7 critican la decisión de sus conciudadanos y se sorprenden de que elijan a los toros frente al empleo. Incluso, en algún medio extranjero dicen que Spain is different y que prefieren seguir la fiesta antes que el trabajo.
Lo que a mí me sorprende es cómo a alguien pueda sorprenderle esta decisión, cuando es un problema de elección pública evidente.
En realidad, visto desde la perspectiva de cada ciudadano lo que se les pregunta es: ¿Quiere usted que algún vecino suyo consiga un empleo para que haga -no sé sabe qué- o prefiere que, como todos los años, haya toros en las fiestas de su pueblo -que a usted no le cobran- y tanto disfruta viendo los encierros?
Es significativo que -como siempre  que se promueve el “empleo público” o los estímulos- nadie nos diga qué función va a realizar la persona que contrate el ayuntamiento. Y tenemos serios motivos para sospechar que no será una función primordial. Ahora sabemos que los ciudadanos no la consideran esencial.
En segundo lugar tenemos un problema de presupuesto típico de la elección pública. Se da por asumido que los 15.000€ hay que gastarlos (la opción de ahorrarlos y bajar los impuestos el próximo año nadie parece haberla contemplado ni por un instante).
Y puestos a gastarlos, es obvio que la gente lo gastará en aquello que más le beneficie y le guste. Y por mucho que duela a los anti-taurinos, en España, los toros, gustan.
En tercer lugar hay un problema de dispersión de beneficios laxos y concentración de grandes beneficios. Con 15.000€ se puede contratar un sueldo medio, o dos sueldos bajos en el pueblo. Pongamos que son 2. Y pongamos que cada nuevo contratado tiene una familia muy extensa, 15 miembros. Serían 30 los beneficiados indirectamente con la medida. Sin embargo de los encierros se beneficia todo el pueblo. En un caso salen muchos ganando un poco, en el otro unos pocos ganando mucho. Si se somete a votación es obvio lo que ganará pues no se miden las intensidades, solo las preferencias. (Supongo que los 181 votos a favor del empleo se deben a que hay varios candidatos para esos puestos y todas sus familias votan con la esperanza de ser ellos los elegidos).

No hagan caso a los engaños que desde distintos sectores les sacan, o a aquellos que les indican que el pueblo es bruto y vota cosas absurdas. Lo que tal dicen nada saben de elección pública, y ya ni digamos de las nuevas corrientes de elección pública (Bryan Caplan y su “The Myth of the Rational Voter”); la elección era la más lógica dada la estructura de votación.
Me sigue pareciendo muy sorprendente lo poco que sabemos de política. Lo poco que tenemos estudiado o sistematizado las elecciones y la política. A pesar de tantas horas que se dedican a las tertulias políticas; a pesar de tantas energías como la sociedad dedica a su estructura política y las acciones de sus políticos, casi nadie sabe casi nada de las estructuras de votación o de las motivaciones que deciden su voto.
Entre aquellos que creen en la pura bondad/maldad de las opciones y que la elección es por cuestión de clase (social); y los que -casi tan obsoletos- conocen la teoría de la Elección Pública y creen que el voto es puro cinismo y cálculo de beneficios, entrambos se encuentra la realidad: Casi nadie sabe casi nada sobre las votaciones. No hay más que ver los escandalosos errores de las predicciones. 
Los sentimientos de pertenencia y de partido, la pura ignorancia de las opciones presentadas, las campañas de marketing y la propaganda son elementos determinantes de los resultados electorales. La cuestión es que nunca sabemos en qué medida o cuáles son más determinantes.
En el caso de las elecciones en Guijo de Galisteo, por lo reducido de las opciones y lo reducido del electorado, parece que era un ejercicio bastante sencillo de elección pública.

El problema, claro está, es que hay que replantearse qué se puede votar y qué no. El problema es que no se puede pedir a los ciudadanos que voten cosas que no les convienen si no se les ofrece algo concreto a cambio, pues eso sería ilógico e incoherente (Como no se les puede pedir que voten recortes si no hay a cambio bajada de impuestos). No se pueden plantear votaciones supererogatorias y luego acusar la elección de irresponsable.

Lo que hay que re-plantearse es la votación misma, son los límites de la democracia y los límites de la votación. Pues si no, los ciudadanos quedan con las banderillas puestas, entrando a todos los engaños, mareados y mal toreados, y cuando ya están para el arrastre encima pitados por los listos de siempre. Los del 7. Los intelectuales del 7. Los aficionados (y nunca mejor dicho).

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