Cuatro
son problemas que yo veo en el uso de la econometría en economía. Cualquiera de
ellos cuestiona el mero uso de las estadísticas en economía; pero los cuatro
juntos creo que las invalidan.
1) La validez de los datos de
entrada
La
econometría para elaborar sus fórmulas
ha de disponer, claro está, de datos. Se trabaja a partir de datos que les son
proporcionados por las estadísticas, o aquellas estadísticas oficiales (PIB,
IPC, etc...) o aquellas estadísticas elaboradas ad hoc para su investigación, o elaboradas por terceros organismos.
Pero: ¿Cuál es la validez de esos datos? ¿cuál su
fiabilidad? ¿cuál es su margen de error? ¿cuál su metodología? ¿qué intereses tienen
aquellos que los recogen, recopilan y elaboran?
En cualquier investigación hay que cuestionarse los
datos que uno utiliza; pero además hay que incorporar el margen de error de los
datos primarios en las propias conclusiones, y hay que cuestionarse cómo se
obtienen esos datos y qué validez tienen para el objeto investigado.
Como
muy bien dice Russ Roberts:
And
in today’s world, most of the interesting empirical claims are being made in
cases where the data are too incomplete and the issue is so complex that
we can’t move to a consensus. The empirical work doesn’t improve our
understanding of what’s going on. It masks what’s going on. It gives a patina
of science when in effect the numbers aren’t really informing the debate.
...the way modern econometrics is done.
Regression is cheap so we buy a lot of it.
Esto es me parece un punto clave. Con
miles y miles de series de datos (sea cual sea su validez) y potentísimos
ordenadores que pueden relacionar unas series con otras, es relativamente fácil
para los económetras realizar un trabajo de economía buscando la relación entre
dos series de datos y por tanto demostrar una relación económica.
Pero más difícil es desarrollar la teoría
económica o entender la relación entre esos datos.
2) Las
relaciones entre los datos varían
La econometría tiene como objetivo medir las relaciones
entre las variables... pero lo propio las variables es eso, que varían, y también varía la relación entre ellas.
Esto, que parece una obviedad, casi siempre se obvia
cuando se hacen proyecciones o trabajos en econometría.
Que
a lo largo de los últimos N años, con los datos disponibles, un aumento de X
haya producido un incremento de 0,8 Y, no quiere decir que esa relación se siga
manteniendo en el futuro. De hecho, lo más probable es que esa es justo la
proporción que NO se reproducirá.
Cada hecho
económico es único pues intervienen circunstancias sociales, personales,
históricas y económicas únicas. Nunca se puede reproducir y nunca volverá a
ocurrir. Las relaciones económicas son históricas, cronóticas.
3)
Los
conceptos económicos no son mesurables
Los
conceptos económicos son conceptos complejos, difícilmente definibles, y mucho
menos mesurables la mayoría de ellos.
¿Cómo
se mide la “riqueza”? ¿Cómo la “empresarialidad”? ¿Cómo “el marco
institucional”?
Puede
parecer que hay conceptos más fácilmente medibles; pero sin embargo hasta los
que parecieran más sencillos están llenos de controversia y polémica. La misma
población (imprescindible para saber el PIB per
capita) es muy difícil de calcular (¿cuántos inmigrantes no contabilizados
hay en Europa o en EEUU?), del paro (¿se cuentan los datos del INE, del INEM,
los trabajadores en economía sumergida...?) Así se puede ver que hasta las
medidas en teoría más sencillas son complejas y polémicas, ¿cómo no será con
los conceptos difíciles y las medidas complejas?
Por
ello en realidad lo que se miden no son los conceptos que se analizan, sino los
proxies o aproximaciones a esos
conceptos con los datos disponibles, pero es muy posible que esas aproximaciones
no sean buenos datos o no capten lo esencial de ese concepto.
4) Lo
importante en economía no es ni mesurable ni proyectable
Lo
importante en economía no es mesurable, ni proyectable, ni predecible.
Así,
en los acontecimientos más importantes, como tan inteligentemente nos ha
enseñado Nassim Taleb con su Cisne Negro, no se pueden predecir. No es posible
predeciros pues están fuera de toda posibilidad de ser conocidos con los datos
de los que disponemos.
Pero
es que en los asuntos económicos dependen de las decisiones de los seres
humanos, de cada persona. Y si algo se puede decir del comportamiento de los
hombres es impredecible, como decía aquel (no sé quién, pongamos que fue YogiBerra):
“Si arrojas una piedra a un
río sabes que se hundirá, si arrojas una rama sabes que flotará. Si arrojas un
hombre no sabes si se hundirá o flotará”.
Así
pues por más datos que se tengan sobre comportamientos anteriores de otros, o
aún cuando se conozca la estructura de incentivos de esa decisión, siempre hay
incertidumbre cuando con personas se trata.
Pero
la crítica más fundamental a la econometría es que aún cuando se tuviesen todos
los datos (que no lo son), y esos datos representasen perfectamente los
conceptos que miden (que no los representan); que haya una gran correlación
entre ellos nada demuestra, pues en economía lo importante son las
explicaciones, las causas y los efectos, el entender lo que los hombres
hacen... y no es con regresiones como se consigue ese conocimiento.
(Claro que reconozco que puede haber un uso legítimo y útil de la econometría cuando no se dan los impedimentos más importantes aquí comentados, por ejemplo cuando en una empresa se tienen todos los datos de producción o ventas y se quiere calcular algo como el precio óptimo.
Esta crítica es más bien a la econometría aplicada a la macro-economía.)
Esta reflexión debe mucho a Ángel Martín Oro, de quien tanto he aprendido de economía.
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