viernes, 20 de enero de 2012

Sobre la econometría (2)


Cuatro son problemas que yo veo en el uso de la econometría en economía. Cualquiera de ellos cuestiona el mero uso de las estadísticas en economía; pero los cuatro juntos creo que las invalidan.

1)   La validez de los datos de entrada
La econometría para elaborar sus fórmulas ha de disponer, claro está, de datos. Se trabaja a partir de datos que les son proporcionados por las estadísticas, o aquellas estadísticas oficiales (PIB, IPC, etc...) o aquellas estadísticas elaboradas ad hoc para su investigación, o elaboradas por terceros organismos.
Pero: ¿Cuál es la validez de esos datos? ¿cuál su fiabilidad? ¿cuál es su margen de error? ¿cuál su metodología? ¿qué intereses tienen aquellos que los recogen, recopilan y elaboran?
En cualquier investigación hay que cuestionarse los datos que uno utiliza; pero además hay que incorporar el margen de error de los datos primarios en las propias conclusiones, y hay que cuestionarse cómo se obtienen esos datos y qué validez tienen para el objeto investigado.

Como muy bien dice Russ Roberts:
And in today’s world, most of the interesting empirical claims are being made in cases where  the data are too incomplete and the issue is so complex that we can’t move to a consensus. The empirical work doesn’t improve our understanding of what’s going on. It masks what’s going on. It gives a patina of science when in effect the numbers aren’t really informing the debate.

...the way modern econometrics is done. Regression is cheap so we buy a lot of it.
Esto es me parece un punto clave. Con miles y miles de series de datos (sea cual sea su validez) y potentísimos ordenadores que pueden relacionar unas series con otras, es relativamente fácil para los económetras realizar un trabajo de economía buscando la relación entre dos series de datos y por tanto demostrar una relación económica.
Pero más difícil es desarrollar la teoría económica o entender la relación entre esos datos.

2)  Las relaciones entre los datos varían
La econometría tiene como objetivo medir las relaciones entre las variables... pero lo propio las variables es eso, que varíany también varía la relación entre ellas.
Esto, que parece una obviedad, casi siempre se obvia cuando se hacen proyecciones o trabajos en econometría.
Que a lo largo de los últimos N años, con los datos disponibles, un aumento de X haya producido un incremento de 0,8 Y, no quiere decir que esa relación se siga manteniendo en el futuro. De hecho, lo más probable es que esa es justo la proporción que NO se reproducirá.
Cada hecho económico es único pues intervienen circunstancias sociales, personales, históricas y económicas únicas. Nunca se puede reproducir y nunca volverá a ocurrir. Las relaciones económicas son históricas, cronóticas.

3)             Los conceptos económicos no son mesurables
Los conceptos económicos son conceptos complejos, difícilmente definibles, y mucho menos mesurables la mayoría de ellos.
¿Cómo se mide la “riqueza”? ¿Cómo la “empresarialidad”? ¿Cómo “el marco institucional”?
Puede parecer que hay conceptos más fácilmente medibles; pero sin embargo hasta los que parecieran más sencillos están llenos de controversia y polémica. La misma población (imprescindible para saber el PIB per capita) es muy difícil de calcular (¿cuántos inmigrantes no contabilizados hay en Europa o en EEUU?), del paro (¿se cuentan los datos del INE, del INEM, los trabajadores en economía sumergida...?) Así se puede ver que hasta las medidas en teoría más sencillas son complejas y polémicas, ¿cómo no será con los conceptos difíciles y las medidas complejas?
Por ello en realidad lo que se miden no son los conceptos que se analizan, sino los proxies o aproximaciones a esos conceptos con los datos disponibles, pero es muy posible que esas aproximaciones no sean buenos datos o no capten lo esencial de ese concepto.

4)   Lo importante en economía no es ni mesurable ni proyectable
Lo importante en economía no es mesurable, ni proyectable, ni predecible.
Así, en los acontecimientos más importantes, como tan inteligentemente nos ha enseñado Nassim Taleb con su Cisne Negro, no se pueden predecir. No es posible predeciros pues están fuera de toda posibilidad de ser conocidos con los datos de los que disponemos.
Pero es que en los asuntos económicos dependen de las decisiones de los seres humanos, de cada persona. Y si algo se puede decir del comportamiento de los hombres es impredecible, como decía aquel (no sé quién, pongamos que fue YogiBerra):
“Si arrojas una piedra a un río sabes que se hundirá, si arrojas una rama sabes que flotará. Si arrojas un hombre no sabes si se hundirá o flotará”.
Así pues por más datos que se tengan sobre comportamientos anteriores de otros, o aún cuando se conozca la estructura de incentivos de esa decisión, siempre hay incertidumbre cuando con personas se trata.

Pero la crítica más fundamental a la econometría es que aún cuando se tuviesen todos los datos (que no lo son), y esos datos representasen perfectamente los conceptos que miden (que no los representan); que haya una gran correlación entre ellos nada demuestra, pues en economía lo importante son las explicaciones, las causas y los efectos, el entender lo que los hombres hacen... y no es con regresiones como se consigue ese conocimiento.


(Claro que reconozco que puede haber un uso legítimo y útil de la econometría cuando no se dan los impedimentos más importantes aquí comentados, por ejemplo cuando en una empresa se tienen todos los datos de producción o ventas y se quiere calcular algo como el precio óptimo. 
Esta crítica es más bien a la econometría aplicada a la macro-economía.)


Esta reflexión debe mucho a Ángel Martín Oro, de quien tanto he aprendido de economía.

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